Cuando hablamos de nuestros estados anímicos, a pesar de ser inherentes a nuestra condición de seres humanos, nos cuesta integrarlos en nuestra vida.

La expresión de algunos de ellos, no está bien vista en público. A veces ni siquiera nos los podemos permitir en privado; estos estados emocionales serían los correspondientes a lo que socialmente conocemos como emociones negativas, y su expresión o muestra, se interpreta como un signo de debilidad o de algún estado carencial de la persona. Esta es una de las razones por las que hay emociones que nos cuesta entender, aceptar e integrar en nuestra vida. La tristeza es la embajadora de esta cuestión.

No queremos que se manifieste nuestra tristeza, que nos “descubran”, y en ocasiones tenemos la necesidad de esconderla o negarla.   Unas veces por vergüenza, otras por no querer preocupar a los demás  o  bien por no dañar nuestra propia imagen, ponemos en marcha una serie de máscaras o mecanismos de defensa que ocultan un estado de ánimo de tristeza.

Cuando este sentimiento se instaura en la persona durante un largo periodo de tiempo, y toma matices que hacen que se perciba inalcanzable la posibilidad de dar una respuesta o solución, llegaríamos a lo que se conoce como estado depresivo.

Es humano pasar por esto en algunos momentos de nuestra vida. La manera de afrontar estas situaciones, determinará el como la sintamos, toleremos y nuestra forma de abordarla en el futuro. Cuanto mayor aceptación de la situación, más herramientas podremos poner en marcha para buscar una alternativa. Para esto, necesitaremos primero identificar,  segundo entender, y por último poner en marcha alguna estrategia para superar el problema.

Hay  razones  generales que desembocarían en la tristeza, como son la pérdida de algún familiar querido, un divorcio, o un despido laboral, motivos por los cuales la mayoría de nosotros entraríamos en un estado de tristeza. Lo interesante y lo que nos hace a todos únicos y distintos, es que cada persona gestionará de forma diferente una misma situación. Es decir, algunos no encontrarán forma de dar respuesta a la situación y se deprimirán, y por el contrario, otros pese a estar tristes, lo podrán superar sin llegar a caer, presentando una solución al problema, digiriéndolo e integrándolo en su vida. Este proceso es en el que los psicólogos de Espaziopsicoterapia te acompañaremos.

Puesto que cada uno de nosotros es un ser único, con sus circunstancias y experiencias particulares, el tratamiento de este tipo de cuadros debe ser individualizado, siendo un craso error unificar líneas de tratamiento comunes para todos. Es por esta razón que hablamos de depresiones y no de depresión.

Desde Espaziopsicoterapia proponemos una alternativa exclusiva y particular para cada uno de nuestros pacientes, buscando en cada caso la alternativa que mejor se adapte a cada individuo.